La mansedumbre es una virtud que tiene muchos efectos buenos que nos benefician, además de que son de gran importancia para nuestro servicio y en el trato con nuestros semejantes. la mansedumbre nos permite hacer lo correcto a través de la práctica de nuestro servicio y nuestras obras, es la docilidad y suavidad que se muestra en el carácter o se manifiesta en el trato, modera la ira y sus efectos desordenados, es una forma de templanza que evita resentimientos por el comportamiento del otro.
¿Cómo se manifiesta la falta de mansedumbre?
hablar y hacer cosas antes de pensarlas son probablemente dos de los errores en los que caemos con más frecuencia; y una de las consecuencias de esto, es que se dicen y se hacen cosas de las cuales uno se arrepiente poco después de que ocurren, cosas que nos dañan y a otros también, los que actúan así carecen de mansedumbre.
La mansedumbre hace que una persona considere sus acciones antes de actuar, procurando enfocarse en las intensiones positivas que pueda tener el otro, en lugar de malentenderlos y sentirse atacada, por esa razón, todo lo que dice y hace será dicho y hecho de una manera completamente diferente de como si hubiera actuado impulsivamente, y muy a menudo dejará de hacer por completo lo que había pensado realizar o decir sin razonar.
Sabemos esto, sí pues, pero pongámoslo profundamente en nuestro corazón: ¡prontos para oír, tardos para hablar! esta gloriosa ventaja tenemos si somos mansos. a menudo se pude experimentar, por ejemplo, en una conversación, que no nos tomamos el tiempo para oír, esperar y permanecer en silencio hasta que el otro haya terminado, no, normalmente se interrumpe y las dos personas terminan hablando al mismo tiempo. ¡qué gran bendición es poder estar callados y atentos, escuchando lo que la otra persona tiene que decir cuando te contradice! para que cuando haya terminado, con calma y tranquilidad podamos decir algunas palabras que traigan luz.
La mansedumbre nos permite estar tranquilos y atentos para poder ayudar a la otra persona de la manera correcta, y a nosotros mismos a actuar en el momento oportuno para que nuestras acciones tengan el mejor resultado posible.
Como todas las virtudes, la mansedumbre se adquiere con práctica ¿Qué esperamos para empezar?