Nuestro desarrollo integral en la vida comprende nuestras actitudes, sentimientos y valores, de modo que, vivirlos nos permiten encontrar nuestro propósito de vida, con vivir dignamente en nuestra familia y comunidad, ser felices y dejar un legado en bien de la sociedad.
El primer paso para vivir los valores es hacer conciencia de lo importante que es. Una sociedad basada en personas con valores es la llave de una convivencia más sana, congruente y en armonía.
Como padres de familia debemos educar a nuestros hijos de manera que entiendan que la vida es una carrera de obstáculos, y que deben prepararse para que ninguno de dichos obstáculos los amedrente ni les impida seguir adelante.
Es nuestra oportunidad de ejercer nuestra autoridad de padres y transmitirles la cultura del esfuerzo y valores, que son los mejores aliados para que crezcan como seres humanos.
Debemos estar convencidos que es la oportunidad latente de enseñar con el ejemplo a nuestros hijos, el integrar y desarrollar los valores en nuestras vidas.
Los valores son actos de bien, reglas o normas que ordenan y forman la convivencia familiar, social y profesional. Estas reglas y normas son parte de la naturaleza del ser y se practican en el bien-decir, en el bien-hacer y el bien-tener. No podemos imaginar una ciudad, una empresa o una familia sin estas reglas o normas.
La práctica de los valores y virtudes nos hacen personas valiosas, importantes y virtuosas.
Sin valores y sin virtudes somos vulnerables a las adicciones y a los malos hábitos y a vivir de carencias morales y espirituales.