LIBERTAD Y AUTORIDAD

Solía decirse: tanta libertad como sea posible y tanta autoridad como sea necesaria.
Pero, quién define las posibilidades de libertad del hombre – ¿cuánto es posible? – lo cual también sujeta a la autoridad a la misma limitación – ¿cuánto es necesario?

Libertad para vivir la propia vida y configurar la identidad de uno mismo, ejerciendo la capacidad de diseñar proyectos y llevarlos a cabo.
La libertad debe medirse por los resultados obtenidos en el ejercicio de nuestras acciones libres. Si la libertad lleva a la persona a una conducta de abusos, placeres y caprichos, estaremos hablando de libertinaje.

Creemos que la autoridad debe ser la necesaria para promover la autonomía, el estado de derecho y el espíritu de autorrealización, propio de los individuos viviendo en sociedad.

Si la autoridad no respalda esto, es decir, que elimine toda oportunidad de que la gente sea libre y se coarten sus iniciativas y derechos humanos fundamentales, estaremos cayendo en el autoritarismo.

Hay diferentes tipos de autoritarismo, desde la tiranía pura y dura, o el totalitarismo de cualquier tipo, hasta el simple paternalismo (tratar a la gente como menores de edad).

Es importante tener presente que estas consideraciones son aplicables en todas las estructuras humanas: el matrimonio, la familia, la escuela, el trabajo, asociaciones políticas, culturales, deportivas y sociales.

La libertad es el componente más esencial en el hombre y significa: apertura, convivencia, diálogo y respeto.
Las relaciones entre personas se miden por el amor y por la justicia dentro de las fronteras de una sana libertad y autoridad.