La Serenidad nos permite afrontar situaciones difíciles e inesperadas en nuestra vida.
Una persona serena es una persona pacífica, en paz con su entorno, con los demás, consigo misma y con sus propios sentimientos.
El futuro es impredecible. Por ello, hay que ser previsor ante las situaciones difíciles viviendo con sobriedad y sensatez, fomentando el ahorro sistemático que facilite enfrentar lo impensado.
Practicar la meditación es practicar la serenidad. Nos ayuda a conocernos mejor, a estar en unión con todo lo creado permitiéndonos encontrar la paz interior.
El ejercicio físico es un liberador de tensiones que produce bienestar y tranquilidad espiritual. Practicar algún deporte nos llena de satisfacción y de vigor para enfrentar lo imprevisto.
Somos únicos e irrepetibles con una misión que cumplir, la vida nos muestra el camino y nosotros estamos ahí para transitarlo.
“Señor, dame Serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar,
Valor para cambiar las que puedo,
y Sabiduría para distinguir la diferencia.”