LA FAMILIA ALREDEDOR DE LA MESA (PARTE II)
En nuestra publicación anterior hablábamos acerca de la importancia y beneficios de compartir la mesa y los alimentos juntos en familia. La intención es que sea una experiencia agradable y que todos se sientan motivados a asistir y compartir. Para ello también debe de haber reglas implícitas de respeto y civilidad entre las que se encuentran: no gritar, no interrumpir, no discutir y no utilizar ejemplos de errores pasados que puedan alterar la armonía familiar. En caso de que se presente alguna discusión fuerte y grave, habrá que tomar el caso en otro lugar y momento posterior a la comida o cena. Es sumamente importante mantener un ambiente positivo en esta reunión alrededor de la mesa.
En estas cenas de familia se aprende el arte de la conversación, que es un elemento clave para el desarrollo social de los hijos. Las conversaciones alrededor de la mesa pueden tratar diversos temas de actualidad, con lo que se motiva el aprendizaje y así se va ampliando el vocabulario de los niños y se les desarrolla el pensamiento analítico y crítico.
Diversas investigaciones indican que los adolescentes que no toman sus alimentos con su familia en muchas ocasiones manifiestan tensión. Los que sí comparten alimentos en familia entre 5 y 7 veces por semana tienen un 40% más de probabilidad de hablar con sus padres sobre algún problema que les suceda. Otras estadísticas sobre la importancia de esta práctica indican que el desempeño académico incrementa hasta un 38% y disminuye considerablemente la posibilidad de que fumen y de que caigan víctimas de las drogas. Comer en familia también ayuda a desarrollar buenos hábitos alimenticios. Los adolescentes que así lo hacen tienden a ser adultos que se alimentan sanamente con más fruta, verduras y alimentos nutritivos.
Otro de los beneficios de compartir alimentos en familia es que quienes lo hacen tienden a tener relaciones familiares más fuertes y felices. Si todos se esfuerzan para encontrarse y darse el tiempo para estos momentos de calidad, cuando la familia se reúne se da la comunicación y se fortalece el vínculo. Además, se va generando la identidad familiar, se construye sobre esa rutina que luego brinda el sentido de pertenencia, de estabilidad, de seguridad que da a los niños el ambiente positivo para crecer y desarrollarse en adultos emocionalmente sanos.
Debido a los diferentes horarios de trabajo y escuela y de las actividades personales no todas las familias tienen la oportunidad de cenar juntos a diario. Sin embargo, es importante que la familia se lo proponga y llegue a un acuerdo ajustando los horarios de la cena para que puedan cenar juntos al menos una vez a la semana… o más, si es posible.
Compartir alrededor de la mesa es una de varias maneras de fortalecer a la familia. Ya sea con palabras y acciones, con tiempo de calidad, con obsequios sencillos, con actos amables, reconociéndoles o haciendo un comentario positivo sobre algo que hicieron y con el contacto físico, pero hay que expresar amor cada día, a cada miembro de la familia.
Consejos útiles: