El lema de nuestro ciclo es: “Comprometidos por México”. Si somos mexicanos debemos estar dispuestos a hacer el máximo esfuerzo por el bien de nuestra patria. Si somos creyentes, por el bien de nuestra fe; si pertenecemos a una institución, por el bien de nuestra institución. Si tenemos vida, por nuestro bien y de quienes nos rodean. No podemos dejar que la indecisión nos lleve por caminos que no deseamos. El compromiso nos lleva al cumplimiento de nuestros objetivos con perseverancia y determinación. Nuestros compromisos son los que consciente o inconscientemente le dan sentido y significado a nuestras vidas. Para poder cumplir con sueños y proyectos es necesario comprometerse con ellos.
Decía Jean-Paul Sartre que “el compromiso es un acto, no una palabra”. Con mucha sabiduría un autor desconocido escribía: “un compromiso sin actuación tiene el mismo valor que una bicicleta sin ruedas, no lleva a ninguna parte”. Nuestra conducta indica nuestro nivel de compromiso. Si no hacemos nada o casi nada al respecto significa que realmente no estábamos comprometidos.
La fábula de la gallina y el cerdo que explica muy gráficamente el significado del compromiso.
Un día una gallina y un cerdo paseaban junto conversando, cuando la gallina sugirió al cerdo:
– “¿Qué te parece cerdo si nos asociamos y abrimos un restaurante?”
– El cerdo respondió, “Me parece buena idea”. “¿Cómo lo llamaríamos?” preguntó el cerdo.
– La gallina pensó un poco y contestó: “¿Por qué no lo llamamos: “Huevos con tocino?”
– Y el cerdo se detuvo, hizo una breve pausa y contestó: “Pensándolo mejor, creo que no voy a abrir un restaurante contigo, porque de ser así yo estaría comprometido pero tú solamente estarías involucrada”.
La diferencia entre la participación y el compromiso es como el tocino y los huevos. La gallina está involucrada; el cerdo está comprometido