LOS SENTIMIENTOS

Amar es crecer, es movernos en busca de poseer bienes que hacen al hombre pleno, feliz.
Pero en esa carrera para conseguir todo aquello que es bueno para mí, intervienen una serie de sentimientos y circunstancias que me impiden o dificultan mi meta: tristeza y miedo al fracaso.

Condiciones que forman parte de la otra cara de nuestra vida.

La afectividad y los sentimientos en la vida humana son decisivos. Son ellos los que nos impulsan o nos impiden actuar.

La variedad de sentimientos produce variedad de caracteres:
–El apasionado: pone pasión e intensidad en todo lo que hace.
–El sentimental: se deja llevar por los sentimientos, no los domina.
–El cerebral: es frío y racionalista, no entiende el lenguaje del corazón.
–El sereno: sus sentimientos tardan en despertar. No son de que son los más volubles.
–El apático: siente poco, porque conoce poco. No tiene tendencias ni apetencias ni metas. Es indiferente.

Los sentimientos no son ni buenos ni malos. Lo mejor es manejar los sentimientos de acuerdo con la realidad cultural que cada uno vive.

No nos engañemos con lo que queremos y no tenemos, y vamos a cambiar aquello que tenemos por aquello que nos puede mejorar.

Seremos felices en la medida en que alcancemos aquello a lo que aspiramos, en nuestra propia realidad.

Aspirar a ese fin es la misión de nuestra vida.