AUTOESTIMA Y AFECTIVIDAD
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CULTURA Y VIDA HABITUAL
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El ayuno, por razones espirituales y religiosas, ha sido parte de las tradiciones de la humanidad desde la antigüedad.  Lo consigna el Corán a los seguidores del Islam; el Talmud al pueblo Judío; y el Nuevo Testamento a los Cristianos.

Ayuno es privación. Deberíamos de aplicar en nuestra vida algunas prácticas, que nos permitan moderar nuestro afán por una vida llena de comodidades, sin límite, sin sobresaltos ni riesgos.

Por qué no hacer un ayuno de actitudes egoístas y empezar por:

    • Dejar de ser jueces de los demás.
    • Evitar las palabras hirientes.
    • No volcar mis enojos y frustraciones en quienes me rodean.
    • Dejar de quejarme de todo y con todos.
    • Desalentar los planes y proyectos que no nacen de mi iniciativa.
    • Desistir de transmitir mi amargura culpando a los demás de mis errores.
    • No impedir que los demás vivan en la esperanza de una mejor vida.
    • Olvidar que el mundo tiene que girar al derredor mío y mis circunstancias.

Necesitamos 10 minutos diarios de soledad con nosotros mismos.  Es necesario reflexionar, es decir, volver sobre nuestros pensamientos y nuestras acciones, analizar y meditar qué es lo que nos mueve a ser como somos.

Que no confundamos la felicidad que nos proporciona el bien y la virtud, con el bienestar material pasajero y perecedero.

Ser felices consiste en estar haciendo algo que llene nuestra vida, es la realización de nuestro proyecto personal, lo que nos hace ser lo que somos.

Somos creados en un proyecto de amor, por el amor, para el amor.